6 oct 2023

Verano de amigurumi

Ha sido un verano complicado. No voy a entrar en detalles, pero he tenido bastante tiempo para retomar el ganchillo y me he dedicado a tejer todos los animales diseñados por Jess Huff para mi sobrina, que tiene tres años y medio. Siempre me ha gustado tejer amigurumi, pero ahora que tienen destinataria me he dejado llevar y mi cuñado me ha dicho que ya está bien, que no hay sitio para tantos...

En lugar de dar la brasa, os enseño los que ya mostré en mi Instagram:

























Y aún tengo que terminar el hipopótamo...

28 ene 2021

El dragón que me devoró la vida

Me encantan los dragones desde siempre, desde que veía Dragones y mazmorras con su aterrador Tiamat. Debo ser de las pocas que no se iniciaron en la fantasía épica con el Smaug de Tolkien, sino que un tío mío me regaló el primer tomo de EL reino de los dragones de Richard A. Knaak y pasé por toda la Dragonlance, los dragones del pantano de Mundodisco y un largo camino hasta Juego de Tronos. Jugué al rol sólo por la ambientación. Francamente, me gustan más los grandes lagartos de la ficción europea que las estilizadas serpientes chinas, así que cuando vi la imagen que ilustra el Dante's dragon del diseñador David Q Orth supe que tenía que tejerlo.

Ni siquiera sabía que existiera el "interdimensional filet crochet", así que cuando compré el patrón dispuesta a tejer, no tenía la menor idea de cómo interpretar lo que estaba viendo. Una búsqueda en Google me llevó al grupo de Facebook del diseñador (que tiene algunos cuadrados gratis para hacer una manta con esta técnica) y allí encontré un video que explica paso a paso cómo interpretar el patrón desde el principio. El video está en inglés y lo vi con los subtítulos en ese mismo idioma (no tiene habilitados más que los generados automáticamente), pero no debe ser difícil asociar cada número y cada letra a cada punto que realiza la tejedora (que es la madre del diseñador). Sabiendo ya cómo leer lo que tenía delante, allá que me lancé.

En cuanto a elección de los colores, tuve muy claro desde el principio que tenían que ser el rojo del fuego y el amarillo del oro. No se me ocurría nada más adecuado para lo que representa un dragón, así que rebusqué un poco en mi alijo, saqué madejas de los números 53 y 65 de Caricia Classic y el ganchillo de 5,5 y me puse manos a la obra. No tardé mucho en darme cuenta de que iba a tener que comprar más madejas, porque esta manta requiere un montón de metros: diez madejas de cada color, aunque haya sobrado algo de las dos últimas.

Una vez que se le coge el tranquillo a la técnica es muy fácil. No es más que una secuencia de punto alto y cadeneta, salvo que los puntos de un color atraviesan la red del otro para formar el dibujo y por tanto la aguja se introduce desde delante o desde atrás. Hay dos capas de tejido. El único pero es que hay que estar muy pendiente del patrón, porque el que un punto vaya hacia delante o hacia atrás es lo que determina el diseño. De hecho, cuando iba justo por la mitad estaba tan feliz con mi dragón que hice una foto par presumir en las redes y fue cuando pude mirarlo con esa perspectiva que detecté un error en la fila 92. Casi me echo a llorar: ¡tardaba más de media hora con cada vuelta y hacía unas seis diarias, rehacer aquello era tirar a la basura muchos días de trabajo! A ver si veis el fallo tan claramente como lo veo yo.

Como ya he dicho, el avance diario era poco y tuve que deshacer la mitad de lo que llevaba hecho (un cuarto del total de vueltas), así que me ha llevado dos meses y medio terminarla. He aquí mi dragón:
Las medidas son 1,75 de largo por 1,45 de ancho, demasiado pequeña para la cama de matrimonio, así que tengo que decirdir si ponerle un borde (algo muy sencillo, quizá de punto musgo) o dejarla tal y como está. Después de tanto tiempo liada con un proyecto que requería tanta atención y avanzaba con tanta lentitud, necesito dejarla apartada un tiempo antes de añadirle algo más... Tanto si la dejo así a modo de cubrecama y adorno sin más como si decido aumentarla de tamaño, pienso que es una imagen maravillosa. Ya tengo mirado otro patrón con unos lobos de este mismo diseñador, ¡tal vez soy un poco masoca!

3 jun 2020

Aventuras y desventuras de la Moss Stitch Blanket in a Square

Allá por abril del año pasado me llamó mi hermana para decirme que estaba embarazada, que si quería hacerle algo a la criatura ya podía empezar. En aquellos momentos yo me había tomado las oposiciones bastante en serio (no como ahora, que lo estoy retomando muy poco a poco y no me acuerdo de nada), así que accedí con entusiasmo y pregunté qué quería: un móvil de cuna y una mantita ¡que no fuera calada! Como el retoño no iba a ser educado de forma sexista, los colores de la manta daban igual. Pensé que, entre el rosa y el azul, el morado resultaría algo intermedio y compré tres madejas de Caricia Classic. Recuerdo que los colores más oscuros eran el 025 y el 026, pero no recuerdo el código del color más clarito, que es prácticamente rosa. Antes de que alguien me advierta que pequé de optimista, que con tres madejas no hago ni un posavasos, sabed que tenía las lanas y la intención, pero que ni siquiera sabía qué medidas requiere una mantita de bebé y que no me pondría a tejer hasta el mes de agosto.

Recordemos que mi hermana no quería conchas ni agujeritos, así que pensé en un granny square sólido, que al fin y al cabo es un patrón extremadamente sencillo y que ya me sabía de memoria. Empecé, bien dispuesta, y me di cuenta que las cadenetas de subida se notaban muchísimo. Cuando el cuadrado aún era pequeño había que fijarse bastante, pero según crecía se iba dibujando con mucha más nitidez la línea recta de las dichosas cadenetas. Busqué vídeos y opciones, pero allá donde a las tejedoras de Youtube le salía un tejido uniforme y maravilloso a mí me seguía saliendo una línea horrenda. Imagino que es porque yo aprieto demasiado el punto, así que mis cadenetas quedan tan compactas que no puedo hacerlas pasar por un punto doble por más piruetas que pruebe. Cabreada, deshice lo tejido y aparqué el proyecto.

He aquí que nace mi sobrina en diciembre sin que yo le tenga ni un triste muñeco y llegan la pandemia y el confinamiento. Abandono el estudio porque soy incapaz de concentrarme en casa y no puedo ir a la biblioteca, así que me dispongo a gastar toda la lana que tengo almacenada. Lógicamente, en el alijo me encuentro las lanas para mi sobrina y, casualidades del destino, aparece en Facebook una publicación de Repeatcrafterme ¡que promete una manta cuadrada tejida en redondo! Si está tejida en redondo, me ahorro las cadenetas de subida, así que aquello fue un regalo caído del cielo.

Lo del regalo lo digo en sentido literal, porque es un patrón gratuito que podéis encontrar aquí

¿Todo arreglado? ¡No! Recordad que había sido muy rata a la hora de comprar. Acabé la primera madeja con mi aguja de 5,5 mm y con ella la primera franja. Tenía un ancho aceptable, con tres franjas del mismo grosor tendría una mantita de un metro para el carrito o para el moisés, pero obviamente la segunda madeja se acabó muy pronto. Me encontré sin lana y sin poder salir a comprar más. Me he llevado toda la cuarentena sin comer pizza porque me parecía injusto exponer al repartidor sólo por satisfacer mi capricho, pero ya me había decidido a tejer la manta y quería aprovechar el impulso, así deseché mi cargo de conciencia y compré a través de la web una madeja más del color 025 y dos más del 026. Fue muy curioso, porque cuando llegó el repartidor llamó al portero electrónico y me dijo "Oye, que meto la caja en el ascensor y le doy al segundo". Yo estaba sola en mi casa, teletrabajando, descalza, sin peinar y sin las gafas (soy muy miope). Sumemos que hay dos ascensores en mi bloque al tiempo que tuve que perder en adecentarme un poco y a saber dónde podría haber terminado la caja.

Por fortuna, la caja llegó a mis manos, no hubo ninguna parada intermedia del ascensor ni ninguna otra sorpresa, y éste fue el resultado:



Creo que la manta es bastante bonita, pero también muy sobria. En el propio patrón aparecían enlaces a otros diseños de la misma autora, entre ellos este osito, así que me decidí a tejerlo como motivo del cuadrado central. Para tejerlo usé Beatriz, de lanas Urbano y la aguja de 3 mm. Me quedó horroroso y le añadí una pajarita roja bien enorme para disimular un poco:



Entonces llegó el momento más temido: coser el aplique a la manta. Odio coser, no se me da nada bien. Por más que fijo las piezas con alfileres, tiro con tanta fuerza de la hebra que acabo por desplazarlas del sitio original y esta ocasión no iba a ser diferente. Después de tantas horas tejiendo el punto musgo, que será muy bonito pero resulta un tanto monótono cuando es algo tan grande...







¡El oso de los (...) me quedó totalmente torcido! ¡Una hora entera dando las puntadas pequeñitas, con sumo cuidado de que no atravesaran la manta para que no se notasen en la parte de atrás, esquivando los alfileres para no pincharme, y el (...) oso quedaba torcido! Podría descoserlo y volver a colocarlo, claro que sí, pero si la primera vez no me había servido de nada fijarlo con alfileres, ¿quién me decía que no me pasaría lo mismo? Entonces alguien me dijo que así parecía que el globo (un añadido que he hecho sin patrón, es un círculo sin mucho misterio) arrastraba al oso en su vuelo, mi hermana me dijo que a ella le parecía muy gracioso y mi pareja afirmó que si la manta se usaba nunca iba a estar perfectamente estirada como para ver el oso en relación al cuadrado. Así que aquí tenéis la historia de cómo se puede estropear fatalmente un proyecto en el último minuto y cómo puedes mentirte y quedar bastante conforme con el destrozo.

Otra cuestión sería cómo se me ocurre darle una manta de lana a una criatura que todavía no ha cumplido los seis meses en pleno mes de junio, con el calor tan sofocante que hace en Sevilla, pero eso ya es problema de la madre.

27 may 2020

¿Cuánto vale mi tercer Leto Shawl?

Si alguien me ha estado leyendo durante el estado de alarma, sabrá que ha sido la excusa perfecta para encerrarme en casa a gastar toda la lana que tenía almacenada, aunque para eso necesitaría unos cuantos años, en realidad. Cierto es que tengo una sobrina muy pequeñita y por tanto los amigurumi no se van a quedar huérfanos, que mi propia madre me pidió un par de chales para sí y para regalar, que yo misma he de hacer algún regalo y quisiera quedarme alguno que me haya gustado especialmente, ¡pero aún así no hay cuello para tanto chal! Mi pareja, que tiene alma de chamarilero, me sugirió que los vendiese y así podría invertir el dinero obtenido en más lana, así que él mismo se puso a buscar por Wallapop y Vinted para mirar precios. El resultado fue un poquito desalentador.

El precio medio en las dos plataformas consultadas era de unos treinta euros por chal. Por curiosidad, miré en Etsy, donde los precios se ajustaban bastante más a la idea que yo tenía, pero cuando empecé a mirar las tarifas de la web llegué a la conclusión de que el beneficio neto podría ser el mismo que obtuviera en Wallapop. No soy una tejedora especialmente rápida, así que un chal tejido con algodón del número 5 y aguja de 4mm, cuyo ancho abarque el espacio entre mis brazos extendidos, bien puede llevarme veinte horas. Si vendiera la prenda por treinta euros, ¿a cuánto me sale la hora de trabajo una vez descontados los materiales? No es un resultado muy alentador.

Dándole vueltas a ese tema encontré este artículo de The Crochet Crowd (en inglés) que versa sobre esta misma cuestión: puedes pretender que te paguen las horas de trabajo pero ¿realmente crees que alguien está dispuesto a hacer ese desembolso? Proponen por tanto que el precio sea un múltiplo de los costes, no sólo de los materiales sino también de todo lo relativo a la presentación, embalaje, los desplazamientos para la compra de todo lo necesario y hasta la oficina de Correos si hay que enviar el producto terminado... Todo. Puede que regales tu trabajo, pero no vas a regalar también el dinero invertido y al pedir un múltiplo de tu desembolso obtienes alguna ganancia. Puesto que soy muy dada a comprar madejas de 1,80 del chino, si multiplico los costes por tres tampoco voy a sacar mucho beneficio.

Todo este rollo para concluir que creo que seguiré regalando todo lo que tejo y no conservo para mí.

El caso es que entre las madejas del alijo tenía tres como ésta de Hilaturas Torrijo:





Miedo me da pensar el tiempo que debían llevar almacenadas en casa, ya que antes veía esta marca en casi todos los chinos que frecuento y ahora se han convertido en una rareza, desplazadas por Caricias, Lanas Urbano y otras netamente chinas (creo) como Hermoso y Miumiu. Sea como sea, sabía que con dos madejas y media y la aguja de 5 mm me saldría un chal Leto bien grande (con la aguja de 4,5 la diferencia de tamaño es abismal, aunque en las fotos que subí no hay manera de ver la escala). Éste fue el resultado:





Como podéis deducir de todo el discurso previo, se lo voy a regalar a una compañera de trabajo que cumple años el mismo día que mi perra (suena muy mal, pero es el motivo de que me acuerde de la fecha). Si queréis uno igual, el patrón podéis encontrarlo, gratuito y con diagramas, aquí o comprarlo aquí.

El monito Mimi

Puesto que durante el confinamiento estuve tejiendo como una loca, así que tuve que zambullirme entre las lanas amontonadas y fui encontrando trabajos que había dejado a medias. Tan a medias, que si miráis mi cuenta de Instagram, encontraréis una foto de este mono de abril de 2019. ¡He tardado un año en coserle los ojitos! Aborrezco coser, porque no se me da nada bien y estropeo todo el proyecto en el último paso...

Imagino que en realidad nadie llega a este blog por el interés que puedan generar mis desvaríos, así que vamos a lo interesante: el patrón del mono Mimi es gratuito, podéis encontrarlo en inglés aquí y esta versión está tejida con Beatriz, de Lanas Urbano y aguja de 3,5 mm.


20 may 2020

Mi versión de la Berry Patch Bunny Girl

Tengo que ponerme a estudiar de nuevo, pero en casa no me concentro, así que quiero aprovechar para ir actualizando el blog hasta que las salas de estudio abran con normalidad y tenga que volcarme de nuevo en las oposiciones. No tejo tan rápido como para tener un proyecto que compartir cada semana, así que hoy rescato una coneja que tejí ¡en abril de 2019! Como conté en la entrada dedicada al Crescent Motif shawl, tanto mi madre como sus amigas hacen ganchillo (¡y mucho!), pero no se defienden mucho con el inglés: cuando le enseñé el patrón de esta coneja, mi madre me pidió que tejiera una para regalársela a la misma amiga de la entrada ya mencionada.

Más de un año después, sé que usé Beatriz de Lanas Urbano y la aguja de 3,5 mm porque son la lana y la aguja que suelo usar habitualmente, pero la única foto que he encontrado de la coneja, cuyo patrón gratuito podéis encontrar aquí ha sido ésta:



En teoría, el vestido lleva dos volantes, pero me equivoqué e hice el más largo sobre el más corto, de modo que lo tapa y no se percibe. Tampoco estoy muy orgullosa de mi habilidad bordando ojos, se me dan fatal los rasgos de las caras. La foto la hizo mi madre cuando ya tenía la muñeca en su poder, así que las perlas y la flor son añadidos suyos. Como decía, el patrón de la coneja lo tenéis en este enlace, pero hay una versión masculina en este otro.

Por cierto, que el regalo fue un éxito. La señora cuenta que uno de sus nietos no hace más que pedírsela y ella se la niega. Es suya y punto.

13 may 2020

Un par de Leto Shawl (y los que vendrán)

No recuerdo cuándo tejí mi primer Leto Shawl (el patrón puede encontrarse por partes aquí o adquirirse aquí), pero sí recuerdo que usé dos madejas y media de Isabel o Beatriz de Lanas Urbano y la aguja de 5 mm. No he conseguido que la cámara del móvil pille el color exacto y los bordes se quedaron un tanto ondulados, pero es tan enorme que no he podido bloquearlo y lo uso a menudo en el trabajo porque puedo envolverme entera en él.




Puesto que creo que abriga, es lo bastante bonito como para resultar un buen regalo, gasta dos madejas y media (tengo cajas llenas de madejas que necesito quitar de en medio) y durante el confinamiento tenía tiempo y tranquilidad suficientes, durante un fin de semana pillé unas Katia Fama del color 839 que tenía en una caja desde hace años, la aguja de 4,5 mm y salió esto:




Es una pena que no haya conseguido que la cámara del móvil capte bien los colores y que con la luz tampoco se perciba bien el diseño. Cierto es que es más pequeño que el anterior y sí que podría bloquearlo, ya que en esta ocasión también ha quedado el borde ondulado y creo que el punto de araña luciría más si lo estirase bien, ¡pero no tengo ganas! Si la destinataria no se queja (va a ser un regalo de cumpleaños), así se queda. Y creo que aún haré un tercero...